La noche está hecha de fragmentos de sonidos adversos, de acordes alternos que se resquebrajan y se recrean como átomos y neutrones de materia excelsa. La música que sale de unos y de otros garitos se entremezcla creando colores y matices distantes; unas veces alegres y brillantes; otras, feos, agrios y ácidos. Los reflejos se deshilachan con cada gota de lluvia. La lluvia es un tumulto de corcheas que se pisan unas a otras sobre el pentagrama de la vida. Pero la lluvia en la noche despierta los silencios incandescentes de las risas. Lluvia, música y sonrisas como fórmula de los colores de neón ante la visión de una larga noche que sube a la cima del amanecer.
Líneas rectas formadas desde el interior de un local hasta el vértice que los une entre ellos en el centro de la plaza. Una plaza llana fuera de la ensordecedora calma de acordes discontinuos, que se mezclan con el alcohol y el calor del amor en los bares. Esos templos de diversión, seriedad y clamor entre limas, burbujas y limones frente al gran templo de góticas espirales y agujas que escriben múltiples historias en el cielo burgalés.
NeiRma
La adjetivación sinestésica y sensorial es la pincelada principal de un texto que describe de forma original y vanguardista un espacio tantas veces recorrido. El fragmento recorre la imagen y consigue transmitirnos los colores y los sonidos de la noche burgalesa. La lluvia, el amor y la alegría junto a la catedral.
Muy bonita fotografía, perfectamente maridada con un texto sensorial, lleno de imágenes que ensordecen y deslumbran. Hermosas la imágenes del pentagrama formado por corcheas de lluvia y de las agujas de la Catedral escribiendo y pintando el cielo burgalés.