Cuando llegue el amor,
yo ya estaré harta de tanto esperarlo.
Cuando llegue el amor, lo tengo
todo ya preparado: la cuna, el balancín,
los dodotis, las toallitas, el sonajero...
Cuando llegue el amor,
yo ya me habré aburrido
de secar lágrimas sin pañuelos,
acnés sin cremas,
cacas sin toallitas de gluglú ahá.
Y ¿qué será de esos nombres
que nos inventamos para que fueran
siempre únicos?; ¿qué de aquellas
guirnaldas sin colores, solo por no
errar?; ¿qué de aquellos dibujos
animados que no tenían gracia alguna,
pero que dibujamos en nuestro cuaderno
de futuros, solo para que nuestro sueño
acertara quizás a sonreír un poco?
¿Te acuerdas?
Cuando llegue el amor,
es casi seguro que yo ya no esté.
Pero te quedarán los pañales,
las cremas,
el Nenuco,
los peluches,
todo aquello que significaba Amor...
Pero alguien habrá que se haya inventado
un nuevo Amor
y que dé cobijo a nuestros pañales
sin estrenar,
a las cremas, a los muñecos,
a ese sonajero que solo resonó una vez
en nuestros oídos, cuando, entre risas
de campanillas locas, lo compramos;
a esos nombres únicos que nos inventamos
para que todo fuese un poco más perfecto.
¿Te acuerdas?
Pero cuando llegue el amor,
es bastante posible que yo
ya no esté.
AnRos
El amor, si es Amor, solo es pleno si fructifica. Es un amor de mujer fértil el aquí presentado: los anhelos frustrados de una maternidad en ciernes. Él participa también por adelantado de esa ternura futura, pero es ella quien tiene todavía la herida abierta de lo que no pudo ser. Los objetos - los pañales, el Nenuco, las cremas - y los nombres quedarán ahí, para él, para otros; pero ella, aquella mujer, habrá desaparecido. Él ni se acuerda; ella se lo recuerda y ve cómo Amor ha pasado y ha cobijado a otros que se han ilusionado -la vida se renueva- con los objetos y con los nombres.
La subordinada temporal que inicia las estrofas, las interrogativas…
La espera es mas feliz que la llegada. Se mezclan sueños y aparatos que casi no sabes que significan en realidad