Sí, ellas son:
esas ciudades pequeñas, "de provincias"
dicen los de la capital,
tan cuquitas, tan eternas...
Son resquicios de almas
que sufrieron antaño tantas lides
para hacer hoy grande a esa
falsa madre que se erige como reina.
Esas ciudades no metropolitanas
que mantienen recto el pulso
de un país...
Esas ciudades despreciadas,
vaciadas,
tras haber vertido su noble sangre
en otros vientres
que no parirán siquiera, nunca,
un mínimo destello de las lágrimas
que ellas derramaron, un suspiro antes
solo
de haberse visto sometidas
al vasallaje que hoy ostentan
(tan míseras, mas tan erguidas).
La mía es una de esas ciudades
(hoy estraperlo de otras más grandes
que antes fueron más pequeñas,
crecidas por la succión de sus
antaño pequeñas-sanas ubres).
Mi ciudad es "de provincias", pequeña,
ofrece una hermosa Catedral,
la mejor morcilla, el mejor lechazo,
ese sabor a pueblo que olvidaron
quienes por aquí antes pasaron.
Mi ciudad tiene un alma
que ya quisieran los okupas intuir.
Mi ciudad es mía y de los míos.
Que nadie ose ensuciar sus piedras
tan antiguas y que tantas lágrimas
rezuman todavía
de históricas batallas, antaño atroces,
de perlas nupciales hoy
de pétalos y arroces.
Mi ciudad, en Navidad, no se
avergüenza por colocar,
en los balcones de su Catedral,
un Belén tradicional.
Porque es Navidad y, hasta a los
capitalinos,
hemos de perdonar que invadan
nuestra excelsa intimidad.
Es Navidad.
AnRos
El poema rezuma un sentimiento de orgullo que compartimos todos los burgaleses, todos los habitantes de estas pequeñas ciudades que se han visto arrinconadas por el absurdo crecimiento de las grandes urbes. A pesar de ello, la ciudad resiste y no reniega de su pasado; en el día a día, colma el alma de sus habitantes. El alma de la ciudad está ahí, pura a pesar de todo.
Un cierto espíritu noventayochista recorre el poema (despreciadas, míseras, eternas), sin renunciar a la alegría (pétalos y arroces). La utilización anafórica del posesivo (mi ciudad) acelera el discurrir del poema e induce un ritmo ajeno a las pausas versales; Mi ciudad es mía y de los míos recuerda la afirmación de Rubé…
Que bonita descripción de nuestro BURGOS.....eso es pura poesia burgalesa. Siempre nuestra ciudad en el corazón ❤️
Pura poesia es nuestra ciudad, dias de vino y rosas he disfrutado en ella. El turismo la reduce, en ocasiones, a un selfi plano de la catedral, pero los que la amamos descubrimos sus secretos ,cada día, en cada plaza,,en el rumor de los arboles y el sonido de sus piedras testigos centenarios de otras vidas y aventuras. Feliz Navidad por supuesto con Belen