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La esperanza

Ojalá fuera tan sencillo como el balanceo de las hojas y no una catarsis de pájaros dentro de mi cabeza.


Ojalá no fuera todo culpa, ni caos. Ojalá fuera luna o nube, más sencillo.


Ojalá aquellas cosas que me persiguen fueran compañeros y no lobos acechando en cada esquina.


Tantos ojalá que tengo el alma llena de vendaval, invade cada poro, cada átomo de mí. He dejado de escucharme para intentar oír qué quiere la vida de mí, tal vez ella tampoco lo sabe.


Sí, eso es. Ella tampoco lo sabe, por eso me hace dar vueltas y vueltas. Caminos y puentes.


Tal vez ella solo quiere que continúe, a toda costa. A costa de mí.


Tal vez ella es más amable de lo que pienso y me acuna en lo que no fue, para darme esperanza con lo que será.


Tal vez ella no es tan perversa y está llena de benevolencia, sacándome de lugares que no me corresponden.


No hay tanta diferencia entre ella y yo, ninguna de las dos somos lo que parecemos.


¿Podremos hacer las paces?


Hoy no tengo la respuesta, pero quiero intentarlo. Dame una tregua que me componga, quiero encontrar el equilibrio.


Tal vez nunca acabemos de entendernos, pero es más fácil así. Si no hablamos el mismo idioma pero nos miramos a los ojos.


Tal vez no quiera darme las respuestas a mis preguntas, no necesito saberlas (aunque las deseo), puedo seguir mi camino sin ellas, pero no sin mí.


La esperanza
Fotografía tomada por Alba Neira

Alba Neira

(Instagram: @alba.neirar)





1 Comment


Guest
hace un día

Entre los "ojalá" y los "tal vez" se abre el camino la esperanza, sí, sin duda. Las preguntas siempre dañan, incordian, abren dudas que confunden y machacan... Las respuestas, si existen, normalmente es mejor no conocerlas...

Que continúen las preguntas y se agazapen las respuestas: la mejor forma de sobrevivir, creo.

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