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La simpleza

¿Quién me habla? Mi dolor, mi amor.


Imperio de mares vivos que me envuelven, dame el tiempo suficiente para arrastrarme por la arena, no me engullas todavía. Todavía no, por favor. Dame tregua.


Mientras me desprendo de lo que hay dentro de mí, no hay nadie esperando al otro lado. ¿Cómo suelto aquello que está debajo de mi piel?


¿Quién me habla? Mi dolor, mi elocuencia.


El que es destierro y hogar, mar y montaña, limpia todo lo que quieras. El Faro que no marca el camino, solo evita que me estrelle; da igual, quiero hacerlo, merecerá la pena.


Una necedad del tiempo, una necesidad incesante de encontrar las palabras que describan esto.


¿Quién me habla? Mi dolor, mi olvido.


Simbólico camuflado, como caminar sin piernas o abrazar sin brazos. ¿Puedo hacerlo con la mirada?


Imparable, arrollador, fulminante. Encuentro letras, una detrás de otra, no tienen sentido. Estoy siguiendo un camino que no veo.


¿Quién me habla? Mi dolor, mi gentileza.


Como Dalí, los relojes se deshacen, el tiempo con él. Y yo voy detrás, siempre guardando las espaldas.


El punto blanco en el fondo negro, ese que no soy capaz de ver cuando cierro los ojos.


—No importa, ábrelos, no te pierdas todo lo que tengo para enseñarte —me habla el tiempo.


La simpleza
Fuente: Pinterest

Alba Neira

1 Comment


Guest
Jun 02

Hermoso, extraño y triste este poema.


Entre el olvido y la memoria, entre el amor y el dolor, la poeta se desangra, se derrumba, quiere sucumbir a la muerte...


Pero hay un faro que la sostiene, un punto blanco sobre un fondo negro que no ve, pero vislumbra: una tabla de salvación y de esperanza.

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