Tú miras al cielo, a las estrellas que
aún no han nacido,
como si quisieras ver el mar.
Yo miro el suelo, esa roca dura que no
cambia,
como pretendiendo ver el cielo.
Miro el mundo desde mi perspectiva
ambigua.
(Géminis sin solución.)
Tú, desde un renacer que no te toca y
no entiendes,
también ansías mirarlo...
¿Qué es entender? ¿Dónde, cuándo,
cómo?
Yo miro el pasado;
tú reescribes tu presente;
yo estudio mi historia, entre gominolas
envueltas en los cromos del pasado,
sin fechas, sin monumentos, sin
guerras.
Tú repasas tu vida, envuelta en
mil fotografías desgastadas...
(¡Tanta incomprensión!)
Yo araño el amor que no me diste
desde mi arrugada alma.
¿Donde estas tú, dónde yo?
Perdidos, buscamos otro ser que fue,
quizás ya desechados de las listas
turísticas, de los folletos inmobiliarios.
Dejemos pasar el tiempo,
la vida también, para
¿entendernos?
Y cuando el tiempo se acabe, diremos:
¿para qué tanto tiempo, si no valía
nada, si nada cambió, si no supimos
escuchar el leve tic-tac de su reloj
en marcha,
inmortal él,
implacable también?

AnRos
El desencuentro genera un sentimiento de frustración y desesperanza que se expresa en la oposición del tú al yo que cimenta el poema. Las miradas no solo no se cruzan, sino que, además, miran equivocadamente. Los intentos de comprenderse a uno mismo - si es que tal cosa es posible - siguen líneas paralelas que señalan la imposibilidad de recobrar el tiempo pasado: un tiempo vacío, a pesar de tantas cosas compartidas.
El uso de un presente extendido expresa la continuidad del desencuentro. El infinitivo insiste en esa atemporalidad. El pasado es el tiempo de los reproches - el amor que no me diste - y el previsible futuro - diremos - la certificación del fracaso. Las antítesis - mar/cie…
Si la realidad fuera un folio nosotros sólo veríamos el 5 ℅ de ese folio. Por si fuera poco los que nos aman a veces están viendo otro pedacito distinto del folio, y tiene que pasar mucho tiempo, ese que nunca retorna, para darnos cuenta que cada uno esta en su mundo. Menos mal que el amor cruza espacios y facilita encuentros