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Traslado

AnRos

El caracol está ya muy cansado

tras tanto esfuerzo:

tiene su casa-concha repleta,

a punto de reventar ya.


Mira arriba y mira abajo

(en el radio que sus sensibles

antenas le permiten):

está bien: no falta nada...

(Quizá esa minúscula telaraña

que un día atrapó su alto ojo derecho

y que su madre no le dejó introducir

en casa,

pero que él metió contra todo propósito;

tal vez esa seda gastada de gusano

que parece un algodón,

que él artesaneó para que pareciera

una crisálida;

acaso esa broza de sal escondida

tras la segunda puerta del mueblebar,

que él embadurnó de moco nuevo

para que aparentara jade...)


Tantas cosas,

recuerdos,

pétalos de besos,

cristales rotos de lágrimas.


Toda una vida.


La caracola viene detrás,

también bastante cargada...

(Mocos regurgitando auxilio.)


Él acelera y se va

con su carga sinsentido,

con su risa y con su llanto,

con su ya

"qué esperar".


Y justo al salir

sus antenas-ojos se topan con

ese espejo inexplicable

en el zócalo del pasillo,

junto a la puerta de entrada-salida...

Se mira casi sin querer, como con

desgana:


Se ve viejo ya.


¿A dónde va?


No lo sabe:

A otro sitio

dónde encontrar otros besos,

otros cristales puros que romper

para convertir en nuevas lágrimas,

otros sueños de crisálidas y jades.


Solo y viejo ya,

porque él así lo quiere.


Lo viejo ya quedó atrás;

lo nuevo, aún, no tiene nombre.


Caracol
Fotografía tomada por Neila Rodríguez

AnRos

1 comentario

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Invitado
24 oct 2024

El caracol sale de casa con su casa a cuestas. ¿ Dónde vivía el caracol? Se va con su ser viejo, con su concha repleta de recuerdos y de fruslerias. Pasa ante el espejo de la entrada casi sin detenerse; no espera a la caracola, que también se va con su carga a cuestas. El caracol deja atrás el pasado, lo que tiene nombre, y busca, viejo y cansado, un nuevo sueño que aún no tiene nombre. Un melancólico poema entre la aporía, la fábula, la fantasía de Lewis Carrol y la imagen surrealista. También hay reminiscencias machadianas: el viejo caracol-corazón que camina y espera. El tono narrativo se disuelve en un profundo lirismo en las sucesivas relecturas del poema.


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