Un corredor. Una vía. Un solo brazo que une lo visto con lo desconocido. Un muro impenetrable que estrecha la vida, pero que protege del mal, de los males, de lo que no se siente, de lo que no se ve. Un muro que aligera el corazón de miedos, que encierra la mente en una cápsula de luces y flores, que sirve de refugio para un espíritu que se siente libre en el estrecho paraje.
Un único camino, una única dirección, un único sentido, una única vista: el futuro.
NeiRma
Releo marcha atrás, de viernes a lunes, y creo ver los hilos desprendidos de la tela de araña alargarse hasta tocar el árbol, hasta conquistar el camino.
Caminos como úteros, cocinas como regazos, hombres y mujeres como árboles solitarios aferrados a la tierra de un parque...
Y, en el horizonte, el futuro...
Unos muros que se convierten, paradójicamente, en camino. Muros ligeros de piedra, estrecheces que señalan la salida. Una foto muy inspiradora y un texto, en consecuencia, inspirado.
Qué foto tan bonita. Sobrecoge un poco. Los muros protegen, pero también cierran. A veces conviene derrumbarlos para vislumbrar nuevos rumbos. Texto y foto: perfecta conjunción.
Una calleja serrana.