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Vísteme, mar

AnRos

Vísteme, mar, con tu ropaje antiguo

de algas y caracolas.

Déjame mecerme en tus olas de abajo,

esas que no se ven porque son abismo,

mas tan suaves al cuerpo viejo,

resignado ya.


Enséñame, mar, los colores de

las algas y el coral

que revisten tus arenas blandas.

Déjame llorar mis lágrimas en tu seno

de sal;

déjame mecerme en el surf de tus olas

lentas,

tan cansadas ya en la eterna pugna

con la arrugada tierra.


Yo, hija de ti, madre de mí;

yo nunca océano ni mar, sólo

esbirra bastarda de tus olas;

tú, sin mí, ya naturaleza coja

de un sueño que olvidó el cielo

después de un largo bostezo.

Los dos, tú y yo, mar,

imponente encuentro, bomba, estallido,

más allá de los límites físicos.


Tú y yo, mar hombre;

yo y tú, mar hembra...

¡Qué más da!: realidades oscuras,

espurias,

que pretenden blanquearse

en el género ambiguo de tu poder.


Hoy he soñado un sueño profundo:

yo era novia vestida de sal y espuma;

tú, mar, eras mi sueño, mi hombre,

mi amor...

Vestías frac de coral,

pajarita de luna,

guantes blancos, negros ojos...

Venías gallardo, grande, inmenso,

a desposarme...


Yo me vi frágil, pequeña, nadie,

oh Odiseo,

ante tu inconmensurable majestad...


Luego me crecí, grande, grande, inmensa...

Y te resoñé y me resoñé y me fui expandiendo:

ya ola abarcadora de todo, enseñorada

dueña de ti.


Y ahora, mar mío, inmenso regalo del cielo azul,

me atrevo a pedirte, a obligarte,

a rogarte

que me diseñes un vestido de novia

blanco, hecho de espuma y de sal;

que tú te dibujes lindo, sin cara de

Poseidón ni de Neptuno,

sin tridente amenazante,

tú, entero mar, enamorado de mí

sola;

tú, sueño de ninfas, nereidas,

ondinas, sirenas,

dafnes todas

envidiando mi destino;

tú, tridente de caramelo limón

pescando estrellas de plata.


Tú, mi mar, mi océano, mi sueño dulce

de aguas grises, verdes, negras, blancas,

por favor, vísteme de ti para ser tu digna

esposa:

que tus corales nos fabriquen un tálamo

de rosas;

que tus sirenas nos dopen con sus cantos

sibilinos;

que la luna salga para nunca más

quererse ir;

que salten los delfines regocijados,

que jueguen los boquerones al escondite,

que las sardinas boqueen al tuntún, ay,

y los pulpos se aferren a tus rocas, mar,

para no ser nunca más desarrancados.


¡Qué gran fiesta, oh mar, oh cielo, oh Dios!


Y luego, después de esta boda nuestra

de olas, de espuma y de sal,

vete ya, mar, preparando una cuna

de sueño de estrellas:

las sábanas de oro de sol,

la almohada de espuma blanca que meza

el algodón de las escamas del colchón.


Porque, mar, oh mar, nada más conocerme

me vas a amar;

y me vas a engendrar un hijo

de espuma y de sal...

Y yo te pido que lo sepas guardar en ese

seno que tú conoces, pero yo no...


Y cuando ya me sientas gastada,

desnúdame de mis ropajes viejos y,

con tus dedos delicados de cristal malva,

recúbreme con una mortaja de sal

blanca, amarilla, ceniza y verde

para acompañar ya para siempre

tu sueño eterno de espuma azul,

oh mar, hombre-hembra de género

infinito,

sólo tú siempre tú,

tan con tu perfecto tú

completo.


Me has llamado, mar.

Desde el abismo enrabietado

de tu honda fuente,

ha llegado tu lamento hasta mi riba...

Yo estaba esperándote en la orilla,

inclinada en la corona de tus riscos,

iluminada por una media luna acostada,

como a punto de parir.

He oído tu llamada, amado,

pero he tenido miedo y no me atreví a

saltar

hasta tus brazos abiertos.

Perdóname, mar. Otra noche será.

Habrá otra luna encinta

bajo el mismo cielo negro.

Tú me dibujarás el camino, desde tu hondo,

con una vía láctea de luciérnagas blancas...

Y yo saltaré a lo más profundo de tu pecho

para casarme contigo.


Mar
Fuente: Pngtree

AnRos

2 comentarios

2 comentarios


Invitado
24 ene

Emocionantes versos en los que la contraposición del yo al tú entrelaza múltiples recursos retóricos. Entre ellos, las frecuentes aliteraciones -seno de sal, olas lentas -, una paronimia muy significativa -hombre, hembra -, algunas acertadas metáforas - una media luna acostada, una vía láctea de luciérnagas blancas -, sutiles referencias mitológicas -nadie, Odiseo - o la combinación de arcaísmos (riba) con extranjerismos (surf), palabras de reciente incorporación (dopar) y coloquialismos (al tuntún). El campo semántico de lo marino se desarrolla con amplitud y cierto humorismo - desde los delfines a los boquerones, desde las ninfas a las sardinas - ;el poema tiene un inconfundible sabor a sal y en sus versos se escucha el eterno sonido de las olas. Un…

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Invitado
24 ene

El tono deprecativo que configura el poema parte de un yo deseante que se dirige a un inmenso tú -siempre tú-, un mar divinizado que recibe en silencio las súplicas de la postulante. Es un dios omnipotente, dibujante y diseñador, y también un dios tierno y fecundo. Hay un cierto misticismo en el poema -la llamada del amado- y algunas reminiscencias del panteísmo solipsista juanramoniano. El miedo, la falta de voluntad, impone una petición final de perdón en esta hermosa oración pagana.

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