No, Caminantes, no hay caminos
ni estelas en el mar
ni en los rÃos
ni en las riberas sacras
ni en el envés de vuestros corazones..
Hay sudor, hay lágrimas,
hay tinieblas y esperpento:
también ansias de
amor,
de caricias, de sonrisas, de llamas
que nacen sin detonar,
silenciosas, fuertes, gallardas...
calladas porque sÃ, porque nacieron
mudas
para regalar más
después.
Caminante, se hace camino al andar...
No camines más; párate; huele la flor;
mira la luna y el sol;
llénate de lo que hay enfrente;
no mires nunca atrás:
delante está el mundo y sus misterios
y sus imperativos
y sus mandamientos
y sus quereres y sus deseos y sus dudas...
respira el aire...
Caminante, desecha la saeta que te ata;
abre tus alas al viento
y déjate llevar.
AnRos
...se enturbia y desaparece. La amplificación del poema machadiano transcurre entre la reafirmación y la réplica. Frente al caminar, el pararse a ver y sentir. A respirar. A volar. El uso de la segunda persona marca el tono exhortativo del poema; son hermosas imágenes y certeros consejos surgidos del corazón que nos obligan, ciertamente, a detenernos y reflexionar.