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Y qué sé yo

  • AnRos
  • 7 may
  • 1 Min. de lectura

Me estoy yendo,

como un líquido

que se derrama poquito a poquito,

gota a gota...


No hay recipiente donde recibir esas gotas

gotas-lágrimas, lágrimas–sueños...

¿Qué será un mundo seco, sin lágrimas,

sin nubes,

sin gotas que derramar y desecar?

¿Qué será un mundo tan largo, tan largo

que nunca encuentre sus extremos?

¿Y qué será un mundo sin extremos,

sin puntos cardinales,

sin ínfulas de cosmos,

con tantos abandonados,

ay, a la miseria?


¿Qué será de un mundo que solo mira

a la "Bolsa",

no a los que intentan colocar,

otra vez,

una teja destejada por un obús-dron-misil...?


Algo malo que se construyó buscando

un bien

que siempre persiguió un imposible.


¿Y qué será ya de ese deseo legal

de desear,

de buscarle al mundo una espalda

donde poder reposar tanto dolor,

tanta miseria,

tanta decepción?


¿Y qué es decepción?: una palabra aguda, que pincha y duele.

¿Y qué es miseria?: una palabra bilabial que, no obstante, nunca come.

¿Y qué es dolor, qué es guerra?: esa palabra que nunca debió existir; mucho menos, pronunciarse.


Y qué sé yo
Fuente: Juan Leyva Palma

AnRos

2 Comments


Guest
May 16

La dura realidad de un mundo deshumanizado provoca en la poeta la sensación de desasosiego e incertidumbre que nos transmite. La continuidad entre su tristeza y la impotencia ante la miseria y la guerra se traduce en una serie de imágenes antitéticas (lágrimas/mundo seco; abandonados/mundo largo; hombres buenos/mundo ensimismado; los cansados /mundo sin espalda) que estructuran el poema. La lucha entre el bien y el mal se resuelve en un análisis lingüístico (en principio era el verbo), como si las propias palabras, al pronunciarlas, construyesen la realidad. El yo se diluye en su dolor y nos deja una mirada empática y desolada para, finalmente, admitir su impotencia para comprender tanta pesadumbre: y qué sé yo.

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Guest
May 12

Algunos sabemos llorar, aunque las lágrimas no sirvan para nada.

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