Y saber y sentir y oler
- Revista BuCLE

- 26 mar
- 1 Min. de lectura
Y saber y sentir y oler
que el mundo es solo un pañuelo...
¿De qué relleno: de lágrimas,
de mocos, quizá de ensueños?
Y entender que algo hoy
se nos rompió en un momento:
sin llantos,
sin lágrimas y
sin lamentos...
Y sentir que ya fue inventada
una canción,
para mí,
para mi sueño
para mi deseo...
La escucho; me llama,
la siento... ¡Oh, esa música
que suena detrás del viento!
AnRos




La polisíndeton que encabeza las estrofas supone un poema no escrito, una música que se escuchaba ya antes de comenzar a escribir. Después, la reinterpretación de una frase hecha - que no elude las realidades más vulgares - centra el sentido del poema en la distancia, tan cernudiana, entre la realidad - el dolor - y el deseo. La razón y el corazón nos sitúan en un presente al fin comprendido, donde se escucha esa canción, la canción de cada cual. Los paralelismos y las anáforas de las tres primeras estrofas llevan al lector a ese baile final entre ella y yo, esa música que arrastra definitivamente al poeta.
Entender que el dolor, la incomprensión y la 'negra pena' también tienen alguien que los escriba y los haga, por tanto, inmortales (aunque ya lo eran.)